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Cómo podar las plantas de cannabis antes del secado

  • 14-ago.-2025
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Jasne — poniżej masz hiszpańską wersję artykułu wraz z meta descripción, przetłumaczoną w naturalnym, ludzkim stylu i z zachowaniem wszystkich istotnych fraz.

Cuando por fin llega el momento —cortar tus plantas tras semanas de cuidados— las manos tiemblan, no solo de emoción, sino también por el sentido de responsabilidad. Podar el cannabis antes del secado es la etapa que puede marcar la diferencia entre una cosecha promedio y una que te haga sonreír cada vez que abras el frasco. Y aunque para algunos sea solo “quitar hojas”, en realidad es un poco como esculpir: cada corte cuenta.


¿Por qué tanto esfuerzo?

Si dejas las grandes hojas en abanico o las más pequeñas, llamadas “hojas de azúcar”, sobre las flores, puedes despedirte de un sabor limpio y profundo. La clorofila, una vez seca, puede aportar un regusto herbáceo desagradable que ni siquiera un largo curado eliminará del todo. Además, las flores muy cubiertas de hojas se secan más lentamente y, en el peor de los casos, pueden desarrollar moho.

Una buena poda de las flores de cannabis no es solo cuestión de estética —aunque unos cogollos compactos y bien acabados se ven mejor— también evita que se desmenucen demasiado durante el almacenamiento.


¿Poda en húmedo o en seco? El viejo debate con nuevos matices

En el mundo del autocultivo de marihuana, este tema nunca desaparece.

  • Poda en húmedo – justo después de la cosecha. Las hojas están blandas, se desprenden con facilidad y el secado es más rápido. Inconveniente: una jornada de trabajo intensa de una sola vez.
  • Poda en seco – primero se cuelga la planta entera unos días para secar. Menos pegajosa y más cómoda de trabajar, pero requiere condiciones de secado perfectas para evitar moho o un secado excesivo.

Algunos combinan ambas técnicas —retiran las hojas grandes al instante y dejan el “retoque final” para más tarde.


Herramientas que marcan la diferencia

Preparar la cosecha para su almacenamiento es mucho más fácil con:

  • tijeras finas y afiladas (preferiblemente diseñadas para plantas),
  • guantes de nitrilo para evitar la resina pegajosa,
  • una bandeja o recipiente para las hojas de azúcar —perfectas para extracciones o mantequilla de cannabis—,
  • un pequeño frasco de alcohol isopropílico para limpiar las tijeras durante el trabajo.

El proceso (sin rodeos)

  1. Corta la planta entera o en ramas grandes —así es más fácil manipularla para recortar los cogollos—.
  2. Retira inmediatamente las hojas en abanico —las grandes sin tricomas—.
  3. Recorta las hojas de azúcar. Guárdalas para hachís, extracciones, mantequilla… las opciones sobran.
  4. Trata los cogollos como pequeñas esculturas —dales forma compacta y uniforme—.
  5. Cuelga las ramas podadas en un lugar bien ventilado, protegido de la luz y con las condiciones óptimas para el secado del cannabis.

Pequeños trucos que valen la pena

  • Sin prisas – la prisa rompe tricomas, como aplastar cristales de azúcar sobre un pastel: una pérdida irreversible.
  • Herramientas afiladas – las tijeras sin filo desgarran más de lo que cortan.
  • Uniformidad – recorta los cogollos de forma similar para un secado homogéneo.
  • Condiciones – 18–21 °C, 50–60 % de humedad y oscuridad total.

En resumen

Podar la marihuana antes del secado no es solo un paso técnico: es el toque final que determina la calidad de la cosecha. Quienes lo hacen con paciencia y precisión obtienen cogollos que huelen, saben y se ven tan bien que resulta difícil apartarles la vista.

Es el momento en que meses de cultivo se convierten en un producto terminado —y merece la pena asegurarse de que sea el mejor posible.

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